Sala Vivé Freixenet

Un autobus que toma no más de tres horas, ya con el pesado tráfico de la Ciudad de México y una serie de aventuras para llegar a la Central de Autobuses del Norte. Es la ruta perfecta para encaminarse y estar listo para embriagarse de emociones y una larga historia de los viñedos más representativos del estado de Querétaro.

Tequisquiapan, un lugar ya nombrado como pueblo mágico. Guarda miles de historias que a su paso puedes encontrar gran variedad de mercados artesanales y restaurantes para degustar su producción de quesos y vinos. Un taxi de 20 minutos desde la terminal de Tequisquiapan y cruzando Ezequiel Montes, se puede ver a lo lejos un árbol de un verde inmenso formado por botellas y sólo te pone a pensar, en cuánta felicidad tuvo aquél que invirtió tiempo en acabarse todo ese alcohol.

Sala Vivé Freixenet, el nombre de quién se encargo introducirnos a la producción y detrás de toda la magia para la preparación de los vinos que adornan nuestras mesas. Un tour llamado “Uva Bus”, en un camión muy colorido acompañado de la voz de nuestra guía llaman la atención de todos los trabajadores que alegres extendían el brazo para dar los buenos días a los visitantes.

Historia del proceso en plantación y pizca de la uva, el riego, lo longeva que es la planta de producción y la éxtensión de la misma. Al final del recorrido en ese pequeño tranvía, nos sumergimos a pasos lentos y bienaventurados dentro de la planta para conocer el proceso Uva – Barrica – Botella y el tiempo que esto necesita para hacer sentir la magia en tu paladar.

25 metros de profundidad con una temperatura de 15°, caminas hacía el fondo de la tierra iluminado con pequeños candelabros, te dan la bienvenida a su cava y todo ese aroma significativo que para los amantes del vino, tiene que ser el paraíso. Vinos espumosos, vinos tranquilos; los que llenan la carta de los sabores de Sala Vivé Freixenet, su historia y proceso de laboración hace maravillarte y crearte esa “Sed de la peligrosa” opacada por su calidez y con $240, una hora y media de recorrido, siempre con un guía para esclarecerte las dudas que puedas tener. Finaliza con esa pequeña copa de cristal con un vino espumoso que de forma personal, nos enamoró. Tanto, que trajimos un par de cajas para el consumo personal. Los precios de lo que ahí venden, te dará más sorpresas de lo que puedes esperar.

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